No
podemos confundir el deseo con la realidad, si lo hacemos estamos cometiendo un
error muy importante. Por ello tenemos que diferenciar bien estas dos
cuestiones. Mi deseo y el de muchos sería que hubiera un mundo sin guerras, que
todas las armas bélicas por pequeñas que fueran dejaran de existir. El deseo de
que todas las bases militares y todos los hombres y mujeres que las componen de
inmediato regresaran a sus países, y tuviéramos un mundo en paz.
Mi
deseo sería que las empresas de la energía eléctrica, los carburantes el
agua y todo lo que produce bienes
estuvieran bajo la tutela del estado. Que la banca fuera nacionalizada. Que
las/los jóvenes tuvieran la facilidad de emanciparse fuera del hogar paternal,
en su propia casa de compra o un alquiler asequible sus ingresos.
El
deseo de que todos los corruptos acabaran en la cárcel y todo el dinero
sustraído fuera a las arcas públicas, que el Estado fuera automáticamente laico,
que en las escuelas no se practicara ninguna religión, que fuera la enseñanza
pública y gratuita a todos los niveles, que las pensiones fueran dignas, que la
dependencia estuviera garantizada y, que la sanidad fuera pública y al servicio
de los ciudadanos.
Un
poco como resumen de lo que pueden ser los deseos de la mayoría de los
ciudadanos, no solo de esta España de
corruptos sino de todo el mundo.
Por
ello, no podemos confundir deseo con
realidad. El querer cambiar el gobierno, por mucho que lo deseemos, no se hace
solo, se tiene que preparar el terreno cambiar la correlación de fuerzas para
hacer realidad ese deseo necesario. Ahí está el quid de la cuestión. Tenemos
que cambiar los términos, estar más pegados a la realidad que a los deseos, es verdad
que sin éstos se hace más difícil el cambio que perseguimos.
Tenemos
que pensar que de la otra parte, la opresora, también quieren conseguir sus
deseos y, hasta cuentan con más medios que nosotros para permanecer en las
áreas de poder, cuentan con los poderes facticos, la casta mediática, la casta
feudalista que todavía existen y, ahí están en la sombra pero al acecho y,
hasta la conferencia episcopal, todos
como una piña, el gobierno al fin y al cabo
solo es el gendarme que hace las leyes para beneficio de los poderosos, es el
instrumento que y utiliza el mercado, la banca y los grandes empresarios para
reprimir los deseos de la sociedad.
Centrándonos
más en la realidad, tenemos que hacer una reflexión sobre los resultados de las
elecciones en muchas partes del mundo. Por una parte tenemos un presidente de
los EEUU, de un partido llamado republicano que ni le conocían como tal, es
simplemente un gran empresario que bajo la capa de un partido llega a la
presidencia de ese gran país, para favorecer sus interese personales y los de su clase. Es
decir aquí en este caso los magnates empresariales tiene también su gobierno.
Hemos visto como Macron en Francia a se ha hecho con el poder de un parlamento
con mayoría absoluta, barriendo a todos sus rivales, mientras la “izquierda ha
sido casi barrida del tablero parlamentario con una participación de 48% de la
población. Esto ya tendría que hacer pensar a los políticos de cómo hacer
para entusiasmar a la población en la necesidad de
participar con su voto en los resultados de las elecciones. A un que claro
está, a los ganadores nos les interesa la participación por que los suyos son
incondicionales y siempre responden.
¿O
es que tal vez estemos asistiendo a la premonición del libro de José Saramago “Ensayo para la lucidez” que
todo el mundo vota en blanco para decirle al gobierno que no le quieren y que todo
en política es una farsa? Pero hasta incluso si así fuera, sería necesario una
homogeneidad en administrar ese hipotético rechazo.
Continuamos
viendo, como esos poderes facticos están organizados, y yo diría a la ofensiva,
no hay nada más que ver la desfachatez, el desprecio y la arrogancia con lo que
tratan la corrupción, todos es poner trabas para que de la sensación de que la
justicia es bien aplicada, poro los corruptos van saliendo de la cárcel y
cualquier día pedirán daños y perjuicios al gobierno por que fueron maltratados
y sin garantías jurídicas.
¿A
don de quiero llegar con este razonamiento?
¿Se
puede dejar todo a la espontaneidad? ¿Nos ha servido de algo la
experiencia de las dos últimas
elecciones? Una de las reflexiones sería
si se puede llegar a acuerdos
electorales en tampoco tiempo, teniendo en cuenta la composición sociológica de
las formaciones implicadas en ese acuerdo.
Por otra parte analizar si la estrategia de no formar parte de gobiernos
autonómicos y ayuntamientos es lo que realmente ha podido molestar a muchos seguidores
del partido del círculo morado.
Por
ello, teniendo en cuenta todo lo antes dicho, las
fuerzas de la “izquierda” tendrían que ponerse a trabajar des ya, para pulir
todas las aristas de los fallos anteriores y presentar un frete unido para contrarrestar
toda la organización de que dispones los poderes facticos.
Ho
esto se toma en serio, se buscan los mejores negociadores para que cristalicen
unos acuerdos donde todos se sientas a gusto, lo tendremos derecha para algunos
años.
Esto
también es un deseo de una parte muy importante de la sociedad y que con buena voluntad
se puede conseguir para hacer realidad los sueños de los desheredados.
Antonio Montero Zarco
12 de julio de 2017