martes, 2 de noviembre de 2021

RENGO UN GRAN PROBLOMA

 

 

TENGO UN GRAN PROBLEMA

La verdad es que en este mundo tan convulso como el que vivimos es difícil opinar con un poco de lógica.

Es difícil porqué el comportamiento de los políticos tan cambiante en pequeños espacios de tiempo rompen, todos los esquemas que uno se pueda hacer.

Reforma laboral, salario MIP, ley del alquiler, ahí escondida la ley mordaza sin tocarla, son, ingredientes para tener el lio que yo tengo.

Porque al no existir la lógica, hace fallar todos los planteamientos. Aunque este no es el lio más importante que tengo, yo lo tengo claro, si no hay coherencia todo es posible en "grana"  como dice el refrán.

El que me quita el sueño es el de la reforma laboral, en esa reforma de Rajoy que privó a los trabajadores de la negociación colectiva para que todos, los de las grandes empresas como las pequeñas se pudieran beneficiar se fue al traste.

 La maldad, de toda la derecha, apostólica y romana, con sus esbirros en el gobierno para hacer su santa voluntad, rompieron aquel derecho que costó, sangre sudor, represalias y cárcel en conseguirlo.

 Ese fascismo oculto tras los partidos de la derecha impuso su libertad sin dar la cara. Libertad para la esclavitud laboral, para el despido y al poder ser sin coste alguno, Rompiendo el derecho constitucional a la negociación colectiva.

Hubo gente que lucho, hay gente que lucha, y seguirán ahí. ¿Pero dónde está el respaldo de los trabajadores a esos esfuerzos de los que lucharon y los que hoy luchan por defender sus intereses?

Vemos dos tendencias en el gobierno, una por suavizar un poco aquella reforma del mediocre Rajoy, la otra romper aquellas cadenas de esclavitud laboral, y partir de "cero" para adecuar las leyes laborales a las necesidades de la vida laboral y empresarial en los nuevos tiempos que corren.

Es verdad que el gobierno está para gobernar, gobernar para todos. Esto es muy difícil, pero tiene que intentar gobernar para la mayoría, para ello los gobiernos tienen que ser honestos y cumplir sus promesas electorales, cosa que se viene incumpliendo sin señalar a nadie, lo dejo a criterio de la memoria colectiva.

Dicho esto, no sé cómo resolver el problema que anunciaba. Parece ser que el número de trabajadores ocupados va por el buen camino, y es aquí donde mi problema se hace insalvable.

No pretendo que esos 19 o 20 millones de trabajadores votarán las opciones de las izquierdas, pasaríamos a ser monolítico y eso no sería del todo bueno, pero sí una mayoría que pudiera condicionar todas las políticas económicas y sociales que los gobiernos deberían ejecutar, es posible que entonces la soberanía constitucional radicara en el pueblo. Ahora radica en las empresas de IBES 35.

Decía que no todos votan las opciones de izquierdas, y me surge una pregunta. ¿Qué pasará por la mente de esos trabajadores que, una vez terminada la jornada laboral hacen horas extraordinarias y no las cobran y, encima votan a la derecha o la extrema derecha? Porque no hay tantos ricos como la cantidad de votos que recogen estos delincuentes de la política.

 Continuo sin resolver mi problema, hasta el punto, que a veces pienso, que si se desliga la obligación del gobierno en legislar, del trabajo de gentes anónimas, que dedican su tiempo a intentar mejorar la vida laboral de todas las trabajadoras y trabajadores, ¿vele la pena luchar por defender esos intereses, cuando, los interesados no son capaces de defender los suyos, como esos trabajadores que hacen horas extras por amor al arte?

¿Es este el mundo que una parte minoritaria de empresarios y sus lacayos en el gobierno desean para nuestros pueblos?

La pandemia ha dejado al descubierto la inutilidad del liberalismo salvaje. Es más sus formas de hacer son tan perniciosas que hace que trabajadores del  mismo pueblo se enfrenten, por las incomprensiones de cruzarse de manos, y actuar a la voz de su amo, y los que todavía intentan rebelarse contra las normas establecidas. Yo siempre estaré con estos últimos y por mí a los sumisos que se callan como gallinas, como dicen ahora, que les "den" y que sufran los abusos que ellos mismos han elegido, ya está bien de luchar por ese "lumpen" al servicio de sus esclavistas, que se pudran con sus   andrajos y harapos.

Esto es muy duro viniendo de mí, pero es la respuesta que les doy a aquellos que dicen que los sindicatos no hacen nada, pero ellos no están afiliados, y encima vota a la derecha, ¿qué otra respuesta se merecen? A estas alturas de mi existencia no pienso poner censura a mi pensamiento. El opinar así me libera de los problemas que anunciaba al inicio de esta opinión.

Antonio Montero zarco

31 de oct de 2021