jueves, 27 de febrero de 2020

LA DEMOCRACIA


LA DEMOCRACIA

Al jugar con las cartas marcadas, te arriesgas a perder muchas partidas, y la más importante es sin lugar a dudas la democracia. ¿Es una farsa pues la democracia? No. Sería la respuesta lógica.
¿Pero que pasa cuando la respuesta es Sí es un fraude? Pongamos un caso para justificar el Sí.
Tenemos una minoría de empresarios que mirando por sus intereses justifican la ampliación del puerto de valencia. ¿Les importa el impacto ambiental, Les importan los ciudadanos? No. Sin embargo imponen por la fuerza democrática de su poder económico la realización de las obras que les son más rentables para ellos y los inversores que les apoyan. Yo considero que este  ejemplo refleja muy bien el fracaso de la democracia.

 Decía el  gran filósofo Aristóteles “como el pueblo está en mayoría, y la decisión de la mayoría es soberana, necesariamente será este régimen una democracia”  pero esta teoría no es correcta porque después se tienen que elegir a los “más sabios” tanto para ocupar el senado como las altas esferas de la magistratura de la justicia. Esta teoría del viejo filosofo en la actualidad ha resultado ser falsa, porque eran los poderes “fácticos” los que ocupaban las áreas de poder por ser los más preparados, la plebe, el pueblo no podía ocupara nunca ese poder porque no tenía la  oportunidad de saber
Esto no quiere decir que no fueran buenas y estuvieran pensadas estas formas de gobierno con las mejores intenciones del gran maestro en aras de acercar el poder al pueblo soberano.
En el artículo 1º  punto 2 de la constitución también dice “que la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan todos los poderes del estado. Se supone que el estado se debe a la soberanía popular que es la que realmente tiene el poder. Pero esto también es falso. Solo cada 4 años.

Vemos como en tiempos de la antigüedad y en los tiempos recientes existen medios para “corregir” los derechos del pueblo soberano, dejándolo vació de poder, que solo se refleja en el papel. La práctica cotidiana nos demuestra  que el poder del dinero tiene más poder que todos los derechos  constitucionales.  Entonces ¿Qué sentido tiene la democracia?
En  las condiciones actuales donde ya se ha declarado la emergencia climática como la peor de las “pandemias” que pueden terminar con la vida tal cual la conocemos en la tierra. Como mínimo, se tendría que hacer un estudio medioambiental por expertos independientes, que dijeran las consecuencias de esa gran obra, y las obras colaterales que llevan en su entorno.  En cualquier caso esa gran inversión de decenas de miles de millones de euros que sé   tienen que invertir, se tendría que demostrar en que repercuta para el interés general,  teniendo en cuenta, que  el “sujeto” que está presionando para la ejecución de una infraestructura de su uso exclusivo el “sujeto” solo aportaría en el mejor de los caso el 20% del capital y el resto sería sufragado con el dinero de todos, cuando hay otras necesidades más urgentes que atender, como al hambre de la población infantil que en este país son más do dos millones los niños que lo necesitan.

Ya hemos podido comprobar con el paso de los años las consecuencias que ha tenido para nuestra ciudad la ampliación del puerto,  el circuito de la Formula 1 y la declaración de la huerta como Zona de Actuación Logística (ZAL) esto nos tiene que hacer pensar, hasta qué extremo podemos dejar que el poder del dinero nos imponga esa gran actuación portuaria, sin hacer valer nuestros derechos constitucionales.

Al tratarse de una obra que no es de interés general, como mínimo, se tendría que consultar con la ciudadanía si quieren que esa obra se ejecute, y que con los tiempos se vean degradadas sus playas y sus costas haciendo un vertedero todo el litoral valenciano.
No sé si el haber mezclado Aristóteles con la democracia que se practica hoy, el haber insinuado que es una farsa, tiene algún sentido en esta causa. Por ello, por la confusión que pueda crear, pido disculpas, pero es que no me entra en la “sesera” el que siendo mayoría tengamos que claudicar ante unos pocos que en algunos casos no son ni pertenecen a este país nos digan lo que se tiene que hacer.    

Por finalizar esta opinión, me gustaría que las dos administraciones valenciana, Ayuntamiento y  Generalitat, se implicaran en este tema, y que decidirán si que remos un mega puerto o queremos una ciudad con toda la belleza que dispone para compartir con los nuestros y todos aquellos que vengan a visitarnos con buena voluntad.

Antonio Montero Zarco

27 de febrero de 2020