La izquierda esta en crisis, es evidente. Algunos hablan de que esta en coma. El partido mayoritario de la izquierda en las prácticas que viene desarrollando en el último año y medio, nada tiene que ver con la tradición de la izquierda que da nombre a su partido.
La política que hace es sencillamente liberal. Renuncia a todo lo que fue el símbolo de la social democracia. Esto viene de lejos, tan lejos como los primeros años de los mandatos socialistas.
Se privatizaron empresas públicas. Astilleros, eléctricas, bancos, empresas de carburantes y refinerías. Además, se desmontaron altos hornos.
En esta breve mirada al pasado se ve, claramente, la tendencia liberal de la política del Partit Socialista. Es verdad, que con él en el poder, se ha avanzado en cuestiones sociales. Pero esto ¿justifica todo lo anterior?
En política internacional, desde aquello de "OTAN de entrada no", nos hemos visto involucrados en casi todas las guerras de los últimos veinte años.
Fueron los Balcanes primero y fue un español socialista el que ordenó los primeros bombardeos contra la antigua Yugoslavia, Solana. Bombardeos que el tiempo demostró que fueron ilegales.
Es verdad que los socialistas trajeron los soldados de la guerra ilegal de IRAK, pero, a cambio, se incrementaron las tropas en Afganistán. Donde son más de 90 los soldados muertos y los costes suben hasta más de 2.000 millones de euros. Se perdió la política de no alineación y empezamos a ser cautivos de los amigos americanos, viéndonos arrastrados en todas sus incursiones bélicas. Ya veremos cuando “termine” lo de Afganistán, si no nos arrastran a la cruzada contra IRAN. Todo se andará.
Volviendo de nuevo a la actualidad, asistimos a unos acuerdos con la derecha nacionalista, dando la sensación de que todo es para mantener el poder renunciando a un acercamiento con los grupos de la otras “izquierdas” del parlamento. Sin embargo, también por mantener el poder se hacen coaliciones con esa izquierda, para gobernar por ejemplo en Cataluña y Asturias. Y un sinfín de ayuntamientos.
Esto último, da para otra reflexión, ¿Si esa “izquierda” no es buena para las cosas de estado, la coherencia tendría que ser no validar los acuerdos para otras instituciones, municipales y autonómicas?
Claro que, a lo mejor, esta reflexión tendrían que hacerla los partidos socios en los diferentes organismos que comparten gobierno. Por una razón, si discrepamos de la política del Gobierno y estamos en contra de las reformas llevadas ha cabo, ya sea la reforma laboral, de las pensiones,la de la ley electoral para dejarla como estaba, sin una posición clara para terminar con el transfuguismo político. Es difícil de entender que se de soporte ha estos acuerdos siendo que el Parlament de Cataluña, como el de Asturias, y muchos ayuntamientos apoyan al Gobierno. ¿No sería mejor romper estos acuerdos en protesta de la práctica política del Gobierno del Estado?
Se puede decir que en los ayuntamientos la gestión es para que los ciudadanos tengan respuestas a sus problemas más cercanos. Esto no justifica el que se tenga que apoyar esos acuerdos. Por lo tanto, no se tendría que apoyar a quienes dan soporte al gobierno. De continuar haciéndolo caemos en una contradicción, apoyamos a quienes apoyan al gobierno que esta haciendo una política contraria a los principios de la otra “izquierda”.
Todo esto, nos hace llegar al principio de la reflexión. ¿Hace falta otra izquierda? Sí. Hace falta una izquierda, con unos valores que están apunto de desaparecer. Unos valores solidarios, sin caer en falsas demagogias. No tiene que ser la izquierda de los marginados. No los tiene que abandonar. Tiene que ser la izquierda de todos los trabajadores. En estos momentos, existen profesiones cuyos trabajadores son asalariados y estos venden su fuerza de trabajo y sus enseñanzas. Esto nada tiene que ver con los proletarios tradicionales de principios de siglo. Una izquierda que de respuestas y aglutine a la cultura. Todos juntos, fuerzas del trabajo y la cultura, tendrían que ser los que dirijeran el presente y el futuro más inmediato.
Esa izquierda no tiene que tener complejos a la hora de hacer sus propuestas. Se tiene que plantear la creación de una banca pública. Recuperar las empresas estratégicas, eléctricas, carburantes y refinerías. Se tiene que plantea unos servicios públicos, de sanidad, educación, y transportes.
Se tiene que plantear, una política exterior, de buenas relaciones con los vecinos y en general con todos los estados, pero dejando claro que no participara en ninguna misión de guerra. Que nuestro ejercito, intervendrá solo en catástrofes naturales para ayudar a la recuperación de sus pueblos.
Cuando se dice que estas medidas no se pueden llevar a cabo sino es en toda Europa, yo sostengo, que al igual que los francees, no esperan que toda Europa se movilice en contra de las reformas de las pensiones. También se puede luchar por una banca pública sin que lo hagan el resto de los estados. Alguien tiene que ser el que lance la primera piedra, para que después se convierta en un gran pedrisco, en contra de la banca privada y los mercados financieros.
Si esta izquierda existiera sería un gran alivio para toda la clase trabajadora. Y hace falta por una razón. La lucha de clases esta pendient y hoy, más que nunca, hace falta para combatir al capitalismo que quiere esclavizar al mundo para continuar mandando hasta en los pensamientos de los seres humanos. Pero, como esa izquierda no existe hace falta crearla.
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