Es posible que la palabra crisis
se haya utilizado más en los dos últimos años que a todo lo larga de la
historia de la humanidad.
En torno a esta palabra, han
surgido miles de ideas que no han llegado a concretarse por falta de posiciones
firmes. Las que más han influido y se están abriendo paso, son todas las
relacionadas con los recortes.
Se observa como los tertulianos coinciden en
estas medidas orquestadas por una clase política decadente, y los grupos
financieros de las entidades bancarias. Hay analistas que su oficio es
analizar, pero sin dar ninguna respuesta valida que se pueda utilizar como
punto de referencia. Al contrario, algunos ahondan en la necesidad de alargar
los recortes y la edad de jubilación más allá de los 70 años.
A estos personajes tan lucidos, a estos catedráticos
de economía yo me permito el calificarlos de ignorantes. Por algunas razones:
no pondré en duda sus conocimientos académicos, pero si que les diré que
carecen de autoridad moral para defender la ampliación de la edad de jubilación
y los recortes sociales. ¿Han experimentado lo que significa que un hombre con
60 o más años, se tenga que arrodillar, para arreglar la avería del fregadero
de la cocina metiendo la cabeza de bajo de la pila para arreglarla?
¿Acaso conocen lo que significa
subir las puertas de una vivienda a un cuarto piso sin ascensor he hincar la
rodilla para herrar las bisagras sobre el marco?
¿Han estado en la forja caldeando
el hierro para darle forma a fuerza de martillazos sobre el yunque? ¿Cuántas
veces se han metido en un foso para cambiar el tubo de escape de un coche, y
otras veces tirados sobre el suelo en cima de una plataforma. ¿Cuántas veces se
han subido a un poste de la luz para arreglar una avería? ¿Cuántas veces han doblado
la espalda, para recoger los productos del campo con la frente tacando la
tierra? ¿Cuantas cajas de naranjas de más de 20 kilos han acarreado,
llevándolas al hombro hasta el camión que se la lleva?¿Cuantas veces han ido
acoger aceitunas con temperaturas bajo cero con jornales de misaría? ¿Cuantas
veces han subido a las casas, a mano los ladrillos para hacer esa reforma de
algunos contertulios y catedráticos en
las cocinas o baños de sus casas? ¿Cando han bajado a un barranco para rescatar
algún herido por un accidente, como lo hacen
los bomberos y las fuerzas de seguridad?
¿Cuantas veces han ido al monte
para cortar la maleza y hacer un cortafuego? ¿Cuántas veces se han subido a
montar un tejado con pendientes muy
pronunciadas para dar gusto a los caprichos de amo de la casa? ¿Cuantos
kilómetros han hecho conduciendo un camión con 40 toneladas, y en muchos casos
por exigencias de los dueños, no parar ni las horas de descaso reglamentarias?
Es muy fácil decir que se alargue la edad de jubilación cuando se ha estado
toda la vida detrás de una mesa, impartiendo 12 horas de clase al mes y sin
doblar el espinazo, así cualquiera puede trabajar hasta que se canse.
¿Cuántas veces han bajo a la mina
para arrancar el carbón que se ha utilizado para calentar las aulas donde dan
las clases esos catedráticos que quieren alargar la jubilación más aya de los
70 años? Y que nunca cobraran la misma pensión que estos académicos ilustres.
¿Alguien con sentido común puede plantear que hombres y mujeres se tengan que
dedicar a estas tareas a la edad que los vagos quieren imponer? Me consta que
también los hay que no comparten estas recetas, pero estos no van a las
tertulias, a vender ideas que si valdrían para salir de esta crisis.
Es muy fácil para los catedráticos
del Universidad CEU, el aconsejar el alargamiento
de la edad de jubilación. También es fácil para esos contertulios que no han
dado un palo al agua en su vida, y si lo dieron en otros tiempos se les ha
olvidado lo que cuesta subir el palo para dejarlo caer i volverlo a subir, y
repetirlo tantas ves que al fina te da la sensación que el brazo se te va
desprender del hombro.
Esto mismo les diría a los políticos
que tanto interés tienen en modificar las leyes que hagan más larga la jornada
laboral ampliando la edad de jubilación para los trabajadores.
Por ello cuando pierdo el tiempo,
viendo algunas tertulias de debates, no puedo por menos que el perderles el
respeto, ya que sus opiniones no me reportan nada nuevo y nunca dan una
orientación que te haga reflexionar en la idea expuesta.
Se que la razón no esta de mi
parte, entre otras cosas, porque no tengo las mismas oportunidades de debatir
con las personas que estoy criticado, solo me queda el derecho al pataleo.
En cualquier caso, para recuperar
el empleo destrozado con los recortes laborales, hace falta otra política que
pasa, por cambiar a los dirigentes políticos, retornar las leyes a su contenido
anterior. Y tener una banca pública que de créditos a los pequeños y medianos
empresarios. Y al mismo tiempo meter en la cárcel a todos los banqueros que
hayan contribuido al deterioro de la situación que estamos viviendo en estos momentos.
Estas son mis recetas, así de
simples, porque cuando más simpleza más claridad, y mejor entendimiento. Y por
supuesto, negarse a pagar una deuda que no ha sido creada por los trabajadores.
Antonio Montero Zarco
Sumacàrcer 7 de
octubre de 2012
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