lunes, 13 de julio de 2020

REFRANES DEL PASADO


REFRANES DEL PASADO

Alguien dijo que no hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere oír.  Quien me iba a decir a mí que recurriría  a estos refranes para da una opinión sobre la actualidad políticas. Pero es que son muchas la veces que he denunciado que en política, muchos están parque se encontraban en un sitio concreto en el momento oportuno.

¿Qué quiere decir  esta afirmación? Que siempre hay alguien detrás de la persona elegida para estar en primera línea.
Después ya vendrán las consignas de los grupos de presión para  hacer oposición y también para realizar políticas.  Esto debería ser  elemental que los ciudadanos de a pie conocieran estos entresijos.

Hemos visto como la oposición ha sacado a los compatriotas muertos por al Covid 19 contra las medias del gobierno sin valorar su alcance social. Porque para los grupos de poder las victimas solo son un número que formaran parte de una estadística.
Pero lo que hay detrás de cada fallecido solo lo sufrirá su familia y amigos íntimos,  de los que van quedando pocos por la pérdida de las relaciones sociales que se vienen perdiendo desde el invento de la televisión.

Hemos visto unas realidades, que cada cual las ha interpretado según su criterio. Eso no es malo, pero lo que sí es malo, es no reconocer la verdad, de lo que todos hemos visto y oído en directo, y dar la vuelta al calcetín para desprestigiar al informante o al que ha producido la noticia.

A lo largo de la historia, siempre ha habido gente que ha tenido que dar satisfacción a su estómago, o a “cantado” ante la político social, para poder elidir las torturas, que después de “cantar” se las han aplicado. Es decir en todos momentos y circunstancias ha habido gente que no ha respetado los orígenes de la razón.

No nos puede extrañar que en la profesión de la información, haya este tipo de personas, porque a decir verdad, también en el mundo del trabajo, ha existido  el “pelota” por creer que sería mejor tratado. Hay una cosa que a veces pone a cada cual en su sitio, que es el tiempo. Hemos visto como algunos personajes que fueron “brillantes” en una época, pero al tiempo, pasaron a la marginalidad y al olvido. Otros terminaron en la cárcel. Que quiere esto decir, que todo “gorrinillo” le llega su san Martín. Y después el olvido,  o el recuerdo para ser repudiado.

Por todo ello, cabe destacar que la ceguera y sordera consentida, es mucho peor que para aquellos que las naturaleza les privo de este bien. Ellos son afortunados por que oyen y ven allá donde nadie puede ver ni oír.
El que la solidaridad se practique  entre profesionales podíamos decir que está “bien” ¿pero bien para quién?

Yo no puedo solidarizarme con un compañero que  ha mentido por interés propio o de grupo o ha cometido una fechoría no lícita.  ¿Porque razón? Porque no puedo ni quiero ser cómplice de una calumnia que puede ocasionar mucho mal, y que por la parte trasera de ese mal terminara afectándome. Más, luego vienen los lamentos. Es decir la solidaridad tiene un límite. 
Pero  ser ciego y sordo sin selo, es muy malo. Porque se crea un  estado de incertidumbre, que a veces hace tomar  partido, por causas injustas, porque el ciego y sordo que no quiere ver ni oír, hace que la gente se divida sin tener en cuenta los motivos de esos defectos físicos.
Hoy nos encontramos ante un problema que ya nadie oculta, aunque eso sí, unos con más entusiasmo que otros. Se trata de la conducta de JC.I hasta el ABC monárquico por antonomasia, lo ha llevado en su portada. Es decir,  las “fechorías” del Emerito es ya son voz populi, nadie se extraña.
Ante esta realidad, las cortes generales no pueden llamarse “andana” no pueden ignorar lo que sus componentes en privado reconocen como un escándalo perpetrado por el monarca emérito. Cuando digo esto se me estremecen las tripas. Se dice que somos un régimen democrático. Se dice que se tiene que decir la verdad, se dice que la soberanía radica en el pueblo, ¡y una mierda! Todo es mentira.  Se niega la verdad, se es cómplice de aquel que esta investigado por los tribunales extranjeros y también por la fiscalía del estado.  Esta está protegiendo a la corona, cuando la corona no “protege” a sus súbitos del delincuente,  y continúan sordos y ciegos y sordos, valdría la pena que un castigo les viniera por su falta compromiso por la verdad.
Esto que digo, tal vez no sea muy “orto-dorso” decirlo en tiempos de un gobierno de coalición de izquierdas, pero  si no lo dijera sería tan sordo y ciego como los personajes que estoy denunciando. 
¿Cómo me convenzo de que no tengo razón?  Los médicos tal vez sean los más honestos de todas las profesiones. Cuando llega un paciente intentan conocer la patología del mismo, y si con una exploración rutinaria no dan con la causa, viene el segundo paso. Analíticas, radiografías, tac y todo lo que les hace falta para llegar al origen de la enfermedad. Una vez descubierta, tienen dos opciones, hacerse los sordos y ciegos, o por el contrario imponer su código metodológico y operar el mal de raíz.
En el caso de Juan Calos I cuando aparecen ciertas “empresas tapadera” en las cuales figura Felipe VI el hacerse el sordo y el ciego, solo acarrea que la “gangrena” de la enfermedad corrupta tome cuerpo hasta hacerse invisible, porque los medios que tienen a su alcance ya harán todo lo posible por ocultarla has que no quede rastro. 

Pero nos encontraremos a lo largo de la historia que fue posible esa minimización de los hechos, porque contó con la sordera y la ceguera de aquellos que se convirtieron en cómplices. Ahí están los bandazos de los socialistas de los años 30 del siglo pasado cuando se opusieron al voto femenino, después de haber estado trabajando con la promotora principal Calara Campo-amor. Y fue la derecha quienes por otros interese votaron este derecho de la mujer. Hoy tenemos diarios “monárquicos” como el ABC  que ya lo he mencionado antes que denuncian estas anormalidades del Jefe del estado.
Ante todo esto, como es posible que por parte de las cortes, el partido de la izquierda mayoritaria se oponga a descubrir la verdad. Porque en principio lo que quieren los ciudadanos es conocer la verdad.

Después  ya veremos, si se tiene que preguntar qué régimen queremos darnos, si monarquía o república. Porque una cosa puede suceder, que la burguesía juegue la baza de la república, para  asegurarse que los resultados son los que a ellos les interesa. No es la primera vez que los burgueses se une a las fuerzas republicana, para continuar teniéndola sartén por el mango, ahí está el ejemplo de los franceses en su revolución.
Es decir en política, cuando no se tiene un horizonte claro todo puede pasar. Yo en cualquier caso estaré por una república, y trabajaremos para que sea una realidad. 

Antonio Montero Zarco

13 de julio de 2020