Nada había cambiado, todo está
como un año antes, la corrupción, la arrogancia, el totalitarismo, la
hipocresía, la inmunidad para una parte de la familia real. Un cuñado condenado
y una hermana cómplice paseando libremente y burlándose de toda la nación. Unos catalanes en la cárcel y otros en el
exterior, sin que las cosas avanzaran en el camino de la solución. ¿Pero Acaso
contaban para algo los más desarraigados de la sociedad? Estos no los tenían en
cuenta, les habían recortado muchos derechos, escuelas, hospitales, desahucios
y sin embargo habían conseguido más de 2 millones de votos.
Quería aprender el
comportamiento de las personas, saber porque a los poderosos no les importaba
nada que no fuera hacer más grande su fortuna,
y que porque la gente les votaba. ¿Qué importancia tenía que los hospitales
estuvieran abarrotados como consecuencia de la epidemia de gripe? Era mejor gastar
el dinero en aumentar el gasto del ejército,
que contratar médicos para atender estas emergencias. Todo esto pasaba y la sensación era de
ignorar estos problemas.
Estaban metidos en los
resultados de las encuestas, por que los grandes tenían en mente como conseguir
el poder para repartir la tarta a su antojo. La confrontación no era de
ideas, estas habían muerto hacia algún
tiempo. Ahora predominaba la mentira y las promesas que no se iban a cumplir,
lo que contaba era como hacerse con el pastel.
El espíritu de cambio que se
vislumbró con el 15-M era ya agua de borrajas,
por haber caído en el juego de que los partidos ya no valían en estos
tiempos, la oligarquía consiguió que no cuajara aquel movimiento que tantas
ganas tenia de cambio.
¿Cuánto tiempo tenía que
pasar para que de nuevo el pueblo saliera a la calle? La primera vez que lo
hizo, se desperdició esa fuerza, porque el pacifismo mal interpretado no supo
orientar a los cientos de miles de manifestantes en que en ese momento era el
adecuado para tomar el cielo por asalto como aquellos franceses que en julio de
1789 tomaron la Bastilla.
Los cambios que necesita la sociedad no se pueden hacer
por la vía del parlamentarismo, salvo que se inundaran las urnas solo con votos
en una misma candidatura de izquierdas, todo lo demás serán reformas cedidas
por las fuerzas del capitalismo. Reformas, para callar los descontentos y
amordazar las opiniones desfavorables a la burguesía gobernante.
Y en ese estudio por conocer
las reacciones de las personas, no encontraba la fórmula del por qué los más de
8 millones de pensionistas, votaba a quienes les robaban sus derechos cuan do
“ya nada tenían que perder y no protestaban.
Como no puedo descubrir el
comportamiento de los oprimidos, de los jubilados y de los jóvenes que no hacen
trizas este sistema, me niego hacerme viejo para continuar una lucha que había
empezado poco después de haber salido del vientre de mi madre.
Una lucha por un sistema
político que no tenga nada que ver con la oligarquía financiera, ni con los
“condeses marqueses y duqueses” ni reyes que no han sido elegidos. Por la
fraternidad, la igualdad y la libertad.
Antonio
Montero Zarco
10
de enero de 2018
Valencia.
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