lunes, 5 de marzo de 2018

EL PASADO



Nada había cambiado, todo está como un año antes, la corrupción, la arrogancia, el totalitarismo, la hipocresía, la inmunidad para una parte de la familia real. Un cuñado condenado y una hermana cómplice paseando libremente y burlándose de toda la nación.  Unos catalanes en la cárcel y otros en el exterior, sin que las cosas avanzaran en el camino de la solución. ¿Pero Acaso contaban para algo los más desarraigados de la sociedad? Estos no los tenían en cuenta, les habían recortado muchos derechos, escuelas, hospitales, desahucios y sin embargo habían conseguido más de 2 millones de votos.

Quería aprender el comportamiento de las personas, saber porque a los poderosos no les importaba nada que no fuera hacer más grande  su fortuna, y que porque la gente les votaba. ¿Qué importancia tenía que los hospitales estuvieran abarrotados como consecuencia de la epidemia de gripe? Era mejor gastar el dinero en  aumentar el gasto del ejército, que contratar médicos para atender estas emergencias.  Todo esto pasaba y la sensación era de ignorar estos problemas.

Estaban metidos en los resultados de las encuestas, por que los grandes tenían en mente como conseguir el poder para repartir la tarta a su antojo. La confrontación no era de ideas,  estas habían muerto hacia algún tiempo. Ahora predominaba la mentira y las promesas que no se iban a cumplir, lo que contaba era como hacerse con el pastel.

El espíritu de cambio que se vislumbró con el 15-M era ya agua de borrajas,  por haber caído en el juego de que los partidos ya no valían en estos tiempos,  la oligarquía consiguió  que no cuajara aquel movimiento que tantas ganas tenia de cambio.
¿Cuánto tiempo tenía que pasar para que de nuevo el pueblo saliera a la calle? La primera vez que lo hizo, se desperdició esa fuerza, porque el pacifismo mal interpretado no supo orientar a los cientos de miles de manifestantes en que en ese momento era el adecuado para tomar el cielo por asalto como aquellos franceses que en julio de 1789 tomaron la Bastilla.

Los cambios  que necesita la sociedad no se pueden hacer por la vía del parlamentarismo, salvo que se inundaran las urnas solo con votos en una misma candidatura de izquierdas, todo lo demás serán reformas cedidas por las fuerzas del capitalismo. Reformas, para callar los descontentos y amordazar las opiniones desfavorables a la burguesía gobernante.

Y en ese estudio por conocer las reacciones de las personas, no encontraba la fórmula del por qué los más de 8 millones de pensionistas, votaba a quienes les robaban sus derechos cuan do “ya nada tenían que perder y no protestaban.

Como no puedo descubrir el comportamiento de los oprimidos, de los jubilados y de los jóvenes que no hacen trizas este sistema, me niego hacerme viejo para continuar una lucha que había empezado poco después de haber salido del vientre de mi madre.
Una lucha por un sistema político que no tenga nada que ver con la oligarquía financiera, ni con los “condeses marqueses y duqueses” ni reyes que no han sido elegidos. Por la fraternidad, la igualdad y la libertad.

Antonio Montero Zarco
10 de enero de 2018
Valencia.


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