SI
NO SE PIENSA NO SE VIVE.
El
viejo había salido de su pensamiento al oír la voz de su compañera diciendo que
la comida está en la mesa. En el trayecto del campo a la mesa, se dio cuenta que no era malo el pensar. El problema
que tenía era que, al pensar se sentía responsable de los acontecimientos que
sucedían en el país, y eso no le gustaba ya que él no tenía ninguna
responsabilidad en los acontecimientos políticos. Dejando claro que el pensar era vivir.
Entonces
vio con claridad el despotismo de la derecha tanto política, como informativa
desprestigiando al ministro de consumo por unas declaraciones que había hecho
en un periódico inglés.
Vio
la falsedad y rencor, en aquellos “granjeros” pequeños y medianos despotricando
de las declaraciones del ministro, influenciados por el PP, sin pararse a
pensar que estaba defendiendo sus interese. Pero la rabia contenida, no les
dejaba ver porque, la propuesta la hacía un ministro de izquierdas, y eso no lo
podían permitir.
Por
esta razón “la Unión de Pequeños Agricultores y otras organizaciones, se sumaban
a las críticas a Garzón” pidiendo su
dimisión sin tener en cuenta que ellos mismos, pidieron el fin de las macro
granjas en 2018” pero ahora era un ministro de izquierdas quien denunciaba la
maldad de estas explotaciones.
El
viejo pensaba, y decía: como se puede ver, era una cuestión de tipo ideológico, y por ello no
perdonan a Garzón. Es verdad que todos los agricultores, o la mayoría son
conservadores, por no decir de derechas y externa derecha, y por ello les viene
mal que sea la izquierda la que este intentado resolver sus problemas, son como
aquel que prefería quedarse tuerto con tal de su enemigo se quedara ciego. También los hay de izquierdas, aunque les
falta el valor de dar un paso al frente en defensa del ministro.
El
viejo pensaba, que la gente del mundo rural tiene motivo para desconfiar. Es
cierto. Lo primero que hacen por las mañanas cuando salen al aire libre es mirar
al cielo para comprobar que día les va hacer, del tiempo dependen muchas cosas,
ya que tienen como principal enemigo los cambios meteorológicos, y por otra
parte, los intermediarios que son los que más benéficos sacan de sus trabajos.
Todo
esto es verdad y el viejo lo sabía. Pero también sabía que todos aquellos
inconvenientes les hacían ser mezquinos, y comportase como verdaderos caciques.
El viejo volvía a insistir, en que dentro de
este mundo del campo y las macro grajas industriales, muchos agricultores y ganaderos,
deciden en los Ateneos y las sociedades
de agricultores las estragáis para hacer
la contra a todo lo que tenga un poco de olor a progreso salvo el que a ellos
les afecta.
Pensó
que todas las fuerza vivas de la política de la derecha extrema, no podían
permitir que aquel ministro “rojo” se saliera con las suyas.
Esto,
según el viejo, camino de la comida, no tenía mayor importancia porque era
natural que la derecha actuara de esa forma.
Lo
que le revolvía las Tripas era que gente como la ministra de Transición
Ecológica y medio ambiente, responsable directa de frenar los lugares
contaminantes de estas granjas, no dijera abiertamente que estaba con su
compañero de la bancada ministerial. Le revolvía los hígados que la ministra de
sostenibilidad del cambio climático y el de agricultura, estuviera deseando el
fracaso de su compañero.
Cuando él tenía el campo valenciano a los
pies de los caballos del libre mercado,
concentrando los cítricos en unas pacas manos y los pequeños y medianos
campesinos que les pagara un kilo de naranjas a 4 céntimos de euro. Esto es
lo que pensaba el viejo de los ¡cojones!
Para la burguesía campesina que deciden en los ateneos y grandes casinos
los destinos de mundo del campo, les importa una mierda la sostenibilidad de las pequeñas propiedades
y las familias que trabajan y dependen de ellas porque, cuando abandones sus
tierra para ir a la ciudad como mano de obra barata, ellos las compraran por
dos reales y sequiaran oprimiendo a todos los que se les ponga por delante.
El viejo esperaba, que ante las posiciones que
sostenían en los países del norte de Europa, Francia, Alemania y la propia UE
desechando las macro granjas y en favor de la ganadería extensiva y sostenible los
pequeños granjeros dijeran, basta ya de tanta manipulación.
Está
claro, que al meterse en la mierda y los meados de las ganaderías intensiva, no
han sido capaces de soportar el hedor, y lo que pesaban que con ese remover el
estiércol, pondría al ministro Alberto Garzón en un aprieto pidiendo su
dimisión, el tiro les ha salido por la culata.
Hoy
el ministro Garzón está más fortalecido, y su honestidad y templanza en la
defensa de su posición, ha puesto en evidencia a todo el arco político y mediático.
Ha
desenmascarado la hipocresía, y hacer que la gente mala de la derecha se vea
desprestigiada metida en la mierda porcina.
A
puesto al descubierto la cobardía de algunos ministro incluyendo al presidente,
y en particular, a los/las titulares de Transición ecológica, al de
agricultura. Y también al propio presidente.
El
viejo se sentó a la mesa pesando que el ministro Garzón había ganado la partida
ya que la opinión pública estaba a favor de la ganadería extensiva y en contra
de los “lobis carniceros”
Antonio
Montero Zarco 16 de enero de 2022