EL LLANTO
Vivían en el
pueblo y los días de primavera todavía se notaba el frío. No era muy intenso
pero para el abuelo se hacía sentir como un cuchillo que corta el aliento y,
por esta razón estaba junto al fuego de
una chimenea de hierro forjado que había sustituido a las de obra, a las
de siempre. Los dos niños entraron corriendo como si les persiguiera un león
hambriento.
En el pueblo, en esos
días todavía los niños, jugaban en la calle como se había jugado toda la vida, y desgraciado de aquellos que no
tuvieron la oportunidad de esos juegos
callejeros sin otra preocupación que la llamada de sus madres a la hora
de las comidas.
Al entrar de
sopetón, encontraron al abuelo llorando. No pudo evitar que los nietos lo
pillaran en aquella situación tan lastimosa.
Los niños le
preguntaron; ¿porque estas llorando abuelo?
Menuda pregunta le acababan de hacer. Los niños insistieron por el
silencio prolongado del abuelo.
¡Como explico yo a
estos niños la situación política que estamos atravesando!
Era complicado
opinar ante aquella situación, cuanto más dar una explicación a unos niños que
ante cualquier respuesta te dicen ¿Por qué?
Y son insaciables siempre con él “porque” detrás
de cada respuesta.
Empezó por decirles que era como un torneo de futbol.
Había equipos muy
bien formados, con disciplina de grupo, todos cobraban por ganar el partido que
les diera el triunfo final.
Los otros equipos
tenían mejores jugadores, pero no tenían la misma disciplina que los azules.
Jugaban en el mismo campo, pero los colorados, cada uno quería jugar a su forma
y estaban desunidos, por esa razón no
formaban el gran equipo que hacía falta para ganar a los azules.
¿Y porque los
colorados no se unían para ganar el partido?
Ya estaban otra
vez con las preguntas impertinentes, que do no ser unos niños los mandaría
hacer puñetas ya que continuarían sin enterarse de nada, pero dale, que dale,
con el “porque”.
Pues atender bien
lo que os digo; en los colorados, todos
no cobran y sin embargo quieren cobrar. ¿Por qué? Porque tienen que
comer como vosotros todos los días.
¿Y los azules
cobran aunque no ganen el partido?
Si, los azules
cobran ganen o no ganen, y encima para ganar tienen a todos los medios de
información de su parte, y les hacen mucha propaganda.
¿Qué es la
propaganda? ¡La hostia con los niños!
La propaganda, tiene
mucho poder, y si inventan mentiras, mucho mejor para los del equipo azul, y de
paso hablan mal de los colorados.
¿Y porque hablan
mal de los colorados? ¡Cuando vendrá la madre de estos “cabroncetes” y me
dejaran tranquilo con mis penas!
Mirar, esta es la
última respuesta que os doy, los colorados, todos no tienen el mismo color, el
rojo está muy desvirtuado, y hay tantas variedades de colores que se pueden
formar un arcoíris diferente al natural, y por esta razón todos los medios arremeten
contra ellos, y así será complicado ganar el partido. Pero el abuelo y los
papas haremos mucha fuerza para que los colorados ganen el partido. ¡Está claro!
¡Abuelo, no nos
enteramos de nada! ¿Porque lo lías tanto?
Esta vez la
repuesta fue interna, los niños no la podían oír.
Era complicado
explicar a unos niños insaciables de
preguntas que los grupos pequeños se estaban destrozado entre ellos porque lo
que estaba en juego era su supervivencia.
Eran gentes con
inquietudes “progresistas” pero carentes de un programa, no ya de futuro, sino
a corto plazo.
Es verdad según el
abuelo que había que saludar el que aquellos jóvenes se decantaran por esas
opciones llamadas de izquierdas, claro que la palabra izquierda estaba muy
deteriorada.
Y entonces el
mismo se preguntó; ¿habrá alguien algún día que clarificara el significado de
la palabra izquierda?
Ante el silencio
largo del abuelo los niños salieron corriendo y, él apoyando los codos sobre
sus rodias dejó caer la cabeza entre las manos y continuó llorando de tanta
impotencia aunque tenía claro que votaría a
Unides Poden-Esquerra Unida. .
Antonio Montero
Zarco
10 de mayo de 2023
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