lunes, 10 de diciembre de 2012



Que contaran cuando sean  viejos


Todos hemos oído hablar de las  batallitas del abuelo cebolleta. Estas se repitieron, con los abuelos que contaban las batallas de la mili. No es que yo  tenga nostalgia de la mili ni defienda el ejercito, es que  si tengo que tener un ejercito, prefiero que se del pueblo que tener un ejercito de mercenarios. Pero no es el caso que quiero traer a reflexión.

Las batallas, las historias, las anécdotas de la vida cotidiana, se cuentan, para recordar tiempos pasados y sacar experiencias de los errores cometidos y porque no, de algunas alegrías, las fechorías de la juventud, es decir, todo lo que se cuenta que pertenece al pasado, es para enriquecer la experiencia y hacer que la historia de los pueblos se transmita de generación en generación, como algo que ocurrió en las diferentes épocas.

Yo no contaré nada personal, lo que intento hacer, es decir que los jóvenes de mi generación, tenemos anécdotas he historias, para llenar muchos libros. El inicio en el primer trabajo, el cambio de empleo. El miedo al despido, el miedo a ser detenido por protestar contra la dictadura. Los guateques que se hacían para distraerse los domingos. Los cines de estreno, los viajes a las playas más “exóticas” y hasta podemos contar, que talvez, parte del problema de los jóvenes sea de nuestra culpa. Esto es discutible.

Podemos tener culpa  por no haber sabido trasmitir a los jóvenes,  unos valores de lucha y haberles enseñado, que las conquistas con solo ganar la batalla no es suficiente, se tiene que renovar cada día el compromiso con los logro conseguido y no bajar al guardia. Tal vez este reproche se nos pueda hacer, pero hasta este error, podemos contar.

¿Pero que podrán contar los jóvenes de esta época? Esos jóvenes que tienen ahora entre 16 y 30 años, y que se pare ahí la cosa. Porque esta claro que muchos cuando terminen sus días de vida laboral lo cantarán por semanas, meses y excepcionalmente por algunos años.

 Esto dicho así da la sensación de ser como una  serie esas de TV que no terminan en nada, que aburren, talvez porque también podemos contar con el no haber ido a la escuela por culpa de la dictadura, y carecemos de métodos para contar la cosas sencillas que pasan a nuestro alrededor.

Por ello vemos como los jóvenes se consumen sin tener nada que contarse salvo que están artos. Que se marcharan fuera cuando consigan el dinero para el viaje y poder estar unos meses sin trabajar hasta poder encontrar algún empleo.

Vemos como intentan continuar estudiando para tener más oportunidades y vemos como gente joven con carreras universitaria, esta encerrado en su casa, porque ya no le quedan ideas para repartir currículos ni puerta que no haya sido aporreada por miles de jóvenes buscado lo mismo, el trabajo que nunca llega. Ahí si que tendrán cosas que contar,
Nosotros, mi generación, podemos hacernos la autocrítica de no haber sabido inculcar la necesidad de la lucha permanente. Pero ¿Quién es el responsable o los responsables de mandar a la nada a esos jóvenes que no podrán contar nada cuando sean viejos?

Estas son las consecuencias de tener políticos mediocres que no dan soluciones a los problemas de los jóvenes y sean el tercer problema de la sociedad.
Si tuvieran dignidad y moral  se marcharían y no saldrían a la calle  ya que son los responsables de que más del 57% de los jóvenes se encuentre desamparado por  su ineficacia, para solucionar este problema. Pero si para gestionan para unos pocos, sobre, las  miserias y  desgracias de los más desprotegidos.

Yo quiero reivindicar aquí,  la dignidad de los jóvenes  de querer respirar un aire que no este contaminado con la corrupción, el engaño, la mentira permanente, el enchufismo y unos representantes que para bien, la sociedad, tendrían que estar en la cárcel, porque la culpa de que la juventud no puedan contar nada cuando sean viejos porque, carecieron de la libertad de la emancipación de sus progenitores, con sus penas y alegrías, es decir, contando los abetares de la vida si hubiera sido normal.  

Espero que por lo menos, cuenten cuando sean ya maduros, que llegaron a esa situación por culpa de la guadaña del liberalismo que recorre toda Europa y que en nuestro país, la encarnó Mariano Rajoy al frente del PP.

Esta opinión, esta escrita pensado en esos jóvenes que me cruzo por la calle,  que van sin rumbo fijo, y se ve en sus miradas la tristeza de no poder ser útiles a la sociedad,  y devolverle a ésta el esfuerzo de su preparación que para nada les vale.

Antonio Montero Zarco
Sumacàrcer
Valencia 10 de diciembre de 2012

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