¿La espontaneidad es buena? En le caso del 15 M , ha tenido un efecto espectacular. Y respetando todas las opiniones vertidas en los centenares de asambleas realizadas así lo demuestran.
Es evidente, que los argumentos que allí se vierten, es el problema que tiene el que habla, que sintoniza con otros que intervienen, pero matizando otros problemas diferentes al inicial.
No hay una sintonía entre el primero y el último. Motivo este, que sea tan costoso, consensuar unas propuestas comunes. Es verdad que de tanto repetir, hemos visto que una de las que más han unido es la de la modificación de la ley electoral, y los privilegios de los políticos.
Dicho esto, si los asamblearios, no cambian la estrategia, será muy difícil, conseguir unos objetivos mínimos. El asamblearismo, es un instrumento que tiene su utilidad. Pero reclama una concreción y unos interlocutores. En otras palabras, una comisión de cien o doscientas personas, no pueden entrar en un despacho para exponer sus propuestas. Serán una delegación de 10 incluso 20 personas, las encargadas de llevar esto a cabo y al final serán uno o dos quienes hablen.
Pero si estamos indignados, con los dirigente políticos, con muchas razones, claro esta, que las hay, y trasladamos esa desconfianza a los portavoces de acampados, es posible que desconfiemos de nosotros mismos, por una razón, la indignación no es elemento suficiente para mantener unas demandas como las que allí se están exponiendo.
Algunos llevamos indignados muchos años, y no ha sido suficiente motivo, nos ha faltado una herramienta para trasformar el cabreo en una lucha permanente contra el sistema establecido auque lo hemos intentado.
Por supuesto que apoyo el movimiento de los acampados, faltaría más. Pero de seguir sin crear un colectivo que coordine y concrete sus propuestas, la estrategia del poder establecido, es hacer que se cansen y se marchen desapareciendo de las plazas ocupadas. Y al no existir esa “coordinación” el movimiento quede diluido.
Respetando el derecho ha decidir de los jóvenes, añadiría que a ese movimiento le falta, ser compartido por la mayoría “de parados” para que tenga más autenticidad el clamor del 15 M . Si los parados no se indignan, va a ser bastante incompresible el aceptar que aya los cerca de 5 millones en el para con muchos cientos de miles de hogares con todos sus miembros en esta situación.
En cualquier caso, respetaré, las decisiones que tomen, otra cosa será compartirlas, pero mi solidaridad con esos brotes de rebeldía por esos jóvenes acampados será activa. Por si vale de algo cuando yo fui joven, tenía un punto e eferencia, es posible que los indignados se lo tengan que “crear” pues sin él será más difícil conseguir los objetivos planteados.
Antonio Montero Zarco
Valencia 3 de junio de 2011
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